viernes, 27 de noviembre de 2009




E
namorarse, no enamorarse esa es la cuestión. Enamorarse puede ser de esos negocios que salen mal, un negocio viciado, algo que en un principio parecía perfecto y después empieza a presentar pequeñas fallas, defectos ocultos, que no solo son molestos por ser defectos, sino que se hacen más fastidiosos por el solo hecho de no contar con ellos. Es como comprar una casa “hermosa” la disfrutamos un tiempito y sin darnos cuenta empezaron  a aparecen las primeras humedades. La casa fallo, la que creíamos perfecta indestructible nuestro palacio, ahora no es mas que un par de murallas con humedad. Por el contrario, cuando empezamos una relación conociendo los pormenores de la misma es más fácil. Para seguir con el ejemplo seria como comprar una casa llena de humedad; desde el principio aceptamos que viene así, pero esto nos permite soñar y pensar en lo linda que va a quedar la casa cuando tapemos y arreglemos esas humedades, llegado ese momento será más meritorio el esfuerzo.
Es por todo esto que creo que no hay que idealizar a las personas; no podemos construir palacios en un terreno de 2x2, nadie es perfecto y algunos distan mucho de serlo, por lo que debemos aprender a soportar esas “humedades” y conseguir lindos cuadros para taparlas.







No hay comentarios:

Publicar un comentario