Después
de algún tiempo aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no
siempre significa seguridad.
Comenzarás
a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas.
Comenzarás
a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la
gracia de un niño y con la tristeza de un adulto.
Después
de un tiempo aprenderás que las personas
buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas.
Aprenderás
que hablar puede aliviar los dolores del alma.
Descubrirás
que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tu
también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.
Aprenderás
que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre
nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.
Aprenderás
que si no controlas tus actos ellos te controlarán y que ser flexible no
significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y
frágil sea una situación: siempre existen dos lados.
Aprenderás
que hay mucho más de tus padres en vos de lo que supones.
Aprenderás
que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás.
Con el
tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el
momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el
tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás a los
que se fueron.